La publicación de blog de hoy está escrita por Thomas Kemper y traducida por Pedro Zavala Chaparro. El Sr. Thomas Kemper actualmente se desempeña como Secretario General de la Junta General de Ministerios Globales de la Iglesia Metodista Unida (GBGM). Esta es la segunda de dos partes. Puedes encontrar la primera parte aquí.
Las Mesas Redondas para la Misión responden a la necesidad de una asociación misionera, de colaboración, con un sentido de mutualidad. La Conferencia Mundial de Misiones de 1947 en Whitby, Ontario, Canadá, tuvo especial importancia en sentar las bases para una nueva comprensión de la colaboración y la planificación de la misión representada por las Mesas Redondas para la Misión.
El lento compromiso Metodista Norteamericano
Las iglesias más antiguas que enviaban misioneros respondieron con diversos grados de entusiasmo y comprensión al mensaje de Whitby. Si bien, el Metodismo estadounidense estuvo bien representado en la conferencia, fue poco afectado por el concepto o la posibilidad práctica de una asociación misionera. Whitby no despertó un sentido de reciprocidad en la misión, entre la Junta de Misiones Metodistas y sus entidades extranjeras fundadas en la misión, agrupadas principalmente en "conferencias centrales" en África, Europa y América Latina.
De hecho, la Iglesia Metodista, formada en 1939, prestó relativamente, poca atención formal a sus componentes en el extranjero hasta la década de 1960. Aunque en 1948 se lanzó un proceso de estudio de estructuras fuera de los Estados Unidos: la Comisión de Estudio del Metodismo en el Extranjero (COSMOS). Después de permanecer durante años en modo de estudio, la Conferencia General de 1964 le pidió a COSMOS que presentara recomendaciones, sobre el futuro de las relaciones con sus iglesias más jóvenes en la próxima Conferencia General. La comisión hizo caso al mandato, pero sus recomendaciones se perdieron en la fusión Metodista-Evangélica con los Hermanos Unidos (EUB, en adelante) de 1968 y COSMOS pasó a la historia, en silencio, en el año de 1972. De allí surgieron muchas Iglesias Metodistas autónomas, en su mayoría nacionales, rediseñadas a partir de conferencias centrales en América Latina y Asia, y las conferencias centrales actuales en África, Europa y Filipinas. Las Conferencias Centrales, las Iglesias Metodistas autónomas y varias Iglesias Unidas forman una reserva más grande de socios misioneros para los Ministerios Globales.
Si los metodistas de América del Norte tardaron en llegar a la misión como asociación, incluso fueron más lentos en adoptar a las mesas redondas como medio de trabajo para la estrategia de la misión, como sucesoras del viejo modelo bilateral, descendente, de arriba hacia abajo. Como director de la Junta General de Ministerios Globales a fines de la década de 1990 y principios de la década de 2000, intenté con poco éxito avanzar en el enfoque de las mesas redondas.
Cuando regresé a Alemania después de ocho años en Brasil, había trabajado en entornos colaborativos; primero ecuménicamente y luego como secretario de misión de la Conferencia Central de Alemania. Nuestra oficina de la misión Metodista Unida Alemana tenía amplios vínculos con socios de misiones globales. Esta apertura a la mutualidad fue el resultado de los antecedentes de la Conferencia Central de Alemania, que surgió (como lo hizo) desde el lado de la EUB y su fusión en 1968. La denominación EUB, relativamente pequeña, estaba más inclinada a que la Iglesia Metodista “más grande” tratara a sus descendientes “más jóvenes” como socios; que cultivaran deliberadamente líderes indígenas que pudieran tomar su lugar en la mesa de la misión. Las iglesias misioneras fundadas por la EUB a menudo también fueron alentadas a unir fuerzas ecuménicamente con otras denominaciones protestantes, como en el caso de las iglesias unidas en Filipinas y la República Dominicana.
Cuando me convertí en Secretario General de Ministerios Globales a principios de 2010, me emocionó encontrar varios colegas del personal que valoraban las mesas redondas y, de hecho, encontrar algunas que ya estaban en marcha. Una, que data de 2007, estaba en Argentina y se reunía cada dos años. Los participantes en ese momento eran la Iglesia Metodista Evangélica de Argentina, la Iglesia Unida de Canadá, Ministerios Globales, la Iglesia Metodista Británica, la Iglesia Metodista Unida de Francia y Suiza, y el Consejo de Iglesias Metodistas Evangélicas de América Latina y el Caribe (CIEMAL). El objetivo no era controlar la misión metodista en Argentina, sino compartir, coordinar y multiplicar resultados positivos.
Los socios en las mesas redondas son claros al expresar sus propios intereses especiales, expectativas y capacidad financiera. En el caso de las iglesias misioneras nacionales o geográficamente definidas, esto significa establecer necesidades realistas, que los socios pueden abordar de manera colectiva o individual. Una anécdota de la Mesa Redonda Argentina de 2010 muestra los aspectos generales y específicos del proceso:
“Una cuestión sobre la mesa se refería a la financiación. Es probable que las subvenciones en bloque a la Iglesia argentina, por parte de las iglesias canadiense y francesa / suiza se puedan reducir o eliminar. Otras preocupaciones apremiantes incluyen el creciente pluralismo dentro de las iglesias, ministerios con estudiantes universitarios, entrenamiento del clero en estudios wesleyanos (...) Los metodistas en la Patagonia están preocupados por la seguridad de la minería, que causó gran interés entre los canadienses. Se llegó a un consenso sobre nuevas propuestas de financiación a través de The Advance (El Avance), el canal de misiones de segunda milla de Ministerios Globales. Uno de esos proyectos es la congregación de Cristo Rey en el lado norte de Buenos Aires. Otros nuevos comienzos de iglesias se encuentran en las provincias de Jujuy y San Louis”.[1]
Tomando impulso
Han seguido decenas de mesas redondas, con un enfoque en el cuatrienio 2013-2016, en conferencias centrales en África e iglesias metodistas autónomas en América Latina y el Caribe. Las mesas redondas centradas en lugares o temas asiáticos fueron frecuentes en el cuadrienio 2017-2020, y una en 2018 resultó en planes para una mayor colaboración misionera pan-metodista en la región.
Como se informó a la Conferencia General de 2016, el valor del proceso se ilustra con referencia en las mesas redondas en Malawi en 2013 y en los eventos de Costa de Marfil en el año de 2015. Las actas de esos eventos identifican a los participantes y sus afiliaciones. Esto incluye metodistas de base, misioneros, personal de agencias, socios ecuménicos y representantes de conferencias e instituciones anuales, todos comprometidos como socios. “Luego, las minutas detallan las metas acordadas, los desafíos y las respuestas consideradas, y los objetivos de los próximos pasos a seguir, incluidos los compromisos específicos. En muchos casos, las mesas redondas resultan en memorandos formales de entendimiento relacionados con objetivos específicos de la misión. La mesa redonda en Malawi y otra en Eurasia estaban preocupadas en parte por el movimiento y estado de la "iniciativa misionera", para una mayor participación en la estructura de la conferencia de la iglesia".[2]
Los temas de la mesa redonda a lo largo de los años se han expandido para incluir las cuatro áreas de enfoque de la iglesia: desarrollo de nuevos líderes, desarrollo congregacional, salud global y ministerio con los pobres. Estos temas son útiles en las mesas redondas de base amplia o en lugares de misiones particulares.
Empoderamiento
El proceso de la Mesa Redonda para la Misión es el reemplazo apropiado para el antiguo modelo bilateral de estructura y operación de la misión cristiana, aunque una modificación de ese estilo ha ganado algunos seguidores. Esto reemplazaría las juntas de misiones tradicionales con vínculos directos entre las conferencias y congregaciones estadounidenses y las unidades y programas de misiones en el extranjero. Si bien esto podría sugerir una participación más directa en la misión, dejaría en su lugar el mismo sistema de poder centrado en EE.UU. Así como la estructura de dependencia económica asociada con la era colonialista. También invita a la confusión en el establecimiento de la misión e invita a la competencia entre los "partidarios". Una estructura de misión multinacional y conexional es necesaria en una denominación diversa.
El enfoque de la mesa redonda empodera a todos los socios. Es más que un instrumento de misión: es más que “ayudar” solamente a nuevas comunidades cristianas. Las Mesas Redondas para la Misión incluyen componentes teológicos y de política que llegan al corazón de lo que significa seguir a Jesucristo y lo que significa ser su iglesia. Y empodera a los socios a través de un sentido de participación inclusiva.
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